Una tarde de verano,
entraron en mi taller, mi hermana Lola, su marido y una pareja de amigos, Cristina y Enrique.
Nos presentaron, mi hermana les explico a que me dedicaba y les fue
mostrando las piezas que había expuestas en mis estanterías de la
tienda.
Luego estuvimos
charlando mucho rato, hasta que fue la hora de cerrar y nos fuimos a
tomar unas cañas mientras seguíamos charlando.
Al día siguiente
volvieron, Enrique me pregunto si yo le cocería con mis esmaltes,
unas piezas que el estaba haciendo en su estudio-taller. Yo le
pregunte sobre el tipo de pasta, el tamaño, etc.
Me explico de que se
trataba, pero para que yo lo comprendiera mejor, me pidió que le
diera una pastilla de barro, y una botella vacia. Lleno la botella de
agua para que pesara, y sobre la boca y el cuello pego un trozo de
barro del tamaño de un puño. Este barro lo cubrio con un trozo de
plástico, y sobre ese plástico pego mas barro y se puso a modelar,
por toda herramienta usaba un bolígrafo bic y sus dedos.
Estuvimos todos mirándolo con la boca abierta, en silencio, mirándolo ensimismados….Pegaba barro, quitaba barro, usaba el bolígrafo para hacer rayas, surcos, alisaba con los desos, corregía, pegaba mas barro…..Poco a poco iba tomando forma, la cara de un anciano con barba. Lo ultimo que añadió fueron dos lonchas texturadas con el trapo del torno donde yo me secaba las manos, a modo de manto que cubría la cabeza. Finalmente aliso los bordes pellizcandolos y la firmo.
He hecho esta para
que tu veas de que se trata y quiero que te la quedes, es un regalo,
cuando este seca, la cueces y la pones en tu casa como recuerdo de
esta tarde.
Me dijo…. Antonio
estoy modelando varias caras parecidas a esta para un proyecto nuevo
y me gustaría que estuvieran acabadas con esos reflejos oscuros
satinados tipo bronce que he visto en algunas de tus piezas.
Yo acepte y le dije
que cuando las tuviera hechas, para trasladarlas desde tan lejos,
debería bizcocharlas primero, pues en crudo serian muy fragiles. Me
dijo que no había problema, un amigo suyo tenia un taller y se las
cocería antes de traerlas.
Y aquí la tenéis,
el modelado espectacular, y el color adecuado a lo que el quería.
No he olvidado nunca
aquella tarde.
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Otras anecdotas
Todo buen
profesional parte de la idea que hay que mantener la calidad del
trabajo y que hay que mantener el precio.
Voy a contar alguna de las muchas anécdotas que me han sucedido a lo largo de los años.
Un miércoles de invierno (sin nadie paseando por el pueblo), estaba yo trabajando en el torno cuando se abrió la puerta y entro una mujer (alemana), saludo y estuvo mirando todas las piezas expuestas en mi tienda.
Eligió 8 piezas que puso sobre el mostrador (tenia buen ojo, eran las mejores que había en ese momento), pero me quería imponer el precio. Yo le dije que no, abrió sorprendida los ojos, me miro en silencio y se fue. Yo volví a colocar las piezas en su sitio y seguí trabajando.
Un par de horas después se abrió la puerta y desde la entrada me pregunto….Esta usted seguro?…. Yo le dije que si, que estaba muy seguro (me hubiera interesado vender, era invierno y no había turistas). Cerro la puerta y se fue.
Una hora mas tarde, volvió a entrar, volvió a coger las piezas y me las puso en el mostrador de nuevo. Me pidió disculpas, me dijo que le gustaban, que nunca había visto cerámica como esa, que eran para regalar y que estaba dispuesta a pagar el precio marcado. Me aclaro que le habían dicho que en España se tenia que regatear el precio. Yo le conteste que de la puerta para dentro no era España, era mi taller.
Entonces le explique….Mis piezas están todas etiquetadas con el precio que tienen, me gusta que el cliente vea la pieza, sepa cuanto vale y decida si puede permitírsela o no. Yo no necesitaría etiquetar mis piezas, solo verla se lo que vale. Y usted al no ver el precio me tendria que haber preguntado cuanto valía, momento en el cual yo podía ejercer la picaresca, haberle dado un precio mas alto y luego haber admitido el regateo, acabando seguramente en un precio mas alto del real. Quien hubiera engañado a quien?, pero eso no me parece honesto, prefiero ser yo el que ponga precio a mi trabajo y no el cliente.
Una vez envuelto todo y cobrado, yo le regale una reproducción de un candil árabe del siglo XIII, hallado en una excavación del lugar. Le explique de que se trataba y la señora se fue de mi taller maravillada.
Cada año hacia un viaje al sur de España, donde vivia la familia de su marido. Y cada año en su viaje se pasaba pon mi taller y me compraba piezas pera regalar a sus amistades al regresar a Alemania.
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Tambie tuve agunas
experiencias curiosas.
La primera se trataba de una afamada galería en el centro de una importante ciudad española. La dueña me conoció a través de un amigo y me propuso exponer en su sala. Acordamos las fechas y el numero de piezas que podía llevar. Ella se encargo de hacer las tarjetas de invitación y de organizar una copa que era costumbre ofrecer en la presentación de un nuevo autor.
Me pidió una lista
numerada de las piezas y el precio de cada una de ellas así como el
titulo.
Me explico que el
día de la inauguración, yo debería estar presente, pues a los
invitados-clientes (todos gente adinerada y elitista), les gustaba
conocer y que se les presentara al autor. También me explico que si
algún visitante, se interesaba por alguna pieza en concreto, yo
discretamente diera un paso atrás y la dejara a ella hablar con el y
negociar la venta, pues ella conocía a sus invitados y podía en un
momento determinado influir para que se decidiera a comprar.
La exposición duro
15 días, y al finalizar, cuando fuimos para recoger y liquidar
resulto que casi me cuesta dinero el evento.
Ella no me explico,
que la copa de vino, el alquiler de las copas y el camarero que las
sirvió, lo tenia que pagar yo. Tampoco me dijo que las tarjetas de
invitación, también iban a mi cargo.
Y desde luego, no
supe en ningún momento por cuanto fueron vendidas mis piezas, ella
manipulo a sus clientes vendiéndoles al precio que quiso y a mi
ocultándome toda la realidad.
Lo cierto es que mis
ganancias, apenas cubrieron los gastos de viajes y estancias, podría
decirse que salí…. COMIDO SERVIDO Y ESCALDADO…. Nunca mas oiga,
lo juro.
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La segunda fue muy
peculiar. Se trataba de un individuo de origen español pero que
creció y se crio en Francia, era un señor elegante vinculado al
mundo del arte. Me conoció en mi taller, en mi ambiente, estaba de
vacaciones había alquilado una casa durante unos días y me hizo
varias visitas en las que conversamos, y se fue ganando mi confianza.
Me revelo que nunca había visto una cerámica igual, me compro la
mejor y mas cara pieza que había en ese momento a la venta (sabia
elegir, tenia buen ojo). Terminaron sus vacaciones y se fue….Dos
mese después apareció de nuevo, me invito a comer en su casa (buen
cocinero), y allí me expuso su plan.
Me propuso que
firmáramos un contrato de exclusividad por una duración de cinco
años, durante ese periodo yo no podría vender mis piezas ni en
Francia, ni en el País Vasco (lugar donde tenia su residencia). El
me compraría piezas (elegidas por el), que irían destinadas a una
sola tienda en exclusiva, la mejor tienda de regalos de diversas
ciudades vascas y francesas, nadie mas en cada una de esas ciudades
podría tener esa cerámica. La exclusividad era el argumento que
convencía al propietario de la tienda, podía ofrecer un material
que no tendría nadie mas.
Paralelamente el me
organizaría dos exposiciones al año, una en Francia y otra en el
País Vasco. Por las piezas elegidas para exponer, yo cobraría un
alquiler diario por el tiempo de duración de la exposición. Osea,
que acabada la exposición yo cobraría a mi precio habitual las
piezas vendidas mas el alquiler por cada día expuestas. No me oculto
que su precio de venta de cada pieza, seria del 400% de mi precio.
Terminado el periodo
de cinco años de contrato. El me entregaba la cartera de clientes, a
los que yo podría seguir vendiendo al 400% de mi precio tal como
hacia el. Y de las ventas resultantes en ese futuro yo debía pagarle
a el un 10% de comisión.
Firmamos el
contrato, empezamos a trabajar y fueron saliendo los primeros
pedidos, no muy grandes pero si de piezas muy especiales, que el
elegía y pagaba al contado en cada entrega. La cosa funcionaba bien,
pero el destino no estaba de nuestro lado. Ocho meses después, el
sufrió un accidente de trafico y falleció.
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La tercera experiencia fue insólita, inesperada. Un buen día se abrió la puerta de mi taller y entro un tío muy alto, tuvo que agachar la cabeza para entrar. Saludo y fue mirando las distintas piezas expuestas.
Se dirigió a mi y
me pregunto si era cerámica, le dije que si (era evidente por que yo
estaba torneando). Me explico que el era socio de una gran cadena de
tiendas de regalo en su país EEUU, y que se dedicaba a viajar y
visitar otros países y comprar objetos que luego serian distribuidos
para su venta en su cadena de tiendas. Le había sorprendido mi
cerámica y quería saber si yo podría hacer una gran producción.
Le dije que no, que yo era un pequeño artesano, que trabajaba solo y
vendía mis piezas directamente. Me pregunto si estaría dispuesto a
invertir en ampliar mi empresa para hacer una gran producción. Le
dije que no, que ni tenia recursos para hacerlo ni lugar adecuado
para instalar un gran taller, ni contratar empleados. Me compro una
bonita pieza y se fue muy contrariado.
Un par de horas
depues, volvio a entrar y me pregunto si yo estaria dispuesto a irme
con el a su pais y desarrollar el negocio alli, el hablaria con sus
socios para invertir en las instalaciones necesarias. Tambien le dije
que no, que me sentia muy bien en mi pequeño taller de mi pequeña
ciudad, y no queria correr detras del sueño americano….Sonrio, y
se fue absolutamente perplejo.
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Esto son solo
algunas de las cosas que me han pasado a lo largo de mis años de
trabajo en el mundo ceramico.
Des estas tres
anecdotas que describo creo que se puede raflexionar sobre tres cosa.
Y esa es mi intencion como orientacion para aquellos que se inician y
han de tomar en algun momento instalar su taller para trabajar y
vivir de este oficio.
De la primera, se
desprende que los galeristas españoles te manipulan para su
beneficio, te utilizan sin escrúpulos, y les importas una mierda
como autor. No solo me ha pasado a mi, me consta que muchos otros
colegas también han tenido alguna mala experiencia en este tema.
De la segunda, se
puede sacar la conclusión de que existen otros galeristas,
intermediarios, o vendedores (como quieras llamarlos), que tienen
otra mentalidad comercial, resultado de una cultura mas sofisticada
que la nuestra. Se esfuerzan en estudiar el mercado y plantean una
posibilidad de colaboración sin utilizar la picaresca ni las malas
artes. Les ha gustado tu trabajo y creen que vale la pena incluirlo
en su dinámica de funcionamiento. Su planteamiento fue honesto,
claro, y eficaz. Lamentablemente un accidente interrumpió el
sistema.
De la tercera, se
puede ver cual es el sistema de algunas otras mentalidades que
consisten en las grandes producciones para invadir el mercado, hasta
quemar el producto o la novedad. Luego también les importa una
mierda el autor cuando ellos ya han sacado tu beneficio.
Hoy, o eres muy
bueno en lo tuyo, o corres el riesgo de tener grandes satisfacciones
personales creando lo que te gusta, pero te mueres de hambre si no
eres capaz de vender tu producto. No solo hay que ser bueno en el
taller, hay que saber valorar tu trabajo y tener claro a que publico
va dirigido y por que vias.
Los encargos son importantes si quieres vivir de este oficio.
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Los encargos son importantes si quieres vivir de este oficio.
Yo tenia una clienta
que tenia una tienda exquisita, muy bien montada y con objetos
absolutamente originales en una galeria comercial de Murcia, que me
hacia buenos pedidos. Fijate si me interesaba conservar esa clienta
que nunca le mandaba las cosas por agencia, por temor a las roturas,
se las llevaba yo personalmente. Ella me pagaba y yo regresaba
contento, valia la pena.